Queremos desearles que en este nuevo viaje que vamos a iniciar, sus maletas estén cargadas de ilusiones, deseos, optimismo, y muchas ganas de experimentar cosas nuevas. ¡FELIZ 2013!
Estamos en un tiempo de cambio. Tanto dentro de nosotros
como en nuestro entorno. ¿Ya escucharon hablar de la famosa crisis de los
cuarenta que para muchos se transformó en la de los cincuenta? Según el
psiquiatra Luis Rojas Marcos “la transformación de la persona es condición
esencial de nuestro proceso humano. El hecho de que vivamos más nos obliga a
cambiar y a adaptarnos”.
Tal como comentábamos en nuestro anterior post, los
que entramos en esta etapa de nuestra vida nos encontramos de pronto, frente a
esta nueva realidad: nos queda la mitad de la galletita. Y queremos comérnosla
saboreando cada pedacito. Para ello
harán falta algunas cosas. La principal será la voluntad personal de cambio que
se traduzca en nuevas conductas y hábitos que nos permitan disfrutar de esta
nueva etapa.
Motivos
para reinventarnos:
Las causas que nos pueden llevar a este
replanteamiento pueden ser muy variadas. Desde quedarnos sin trabajo, la
jubilación anticipada, un cambio de estado civil, los hijos que se van de casa
o que regresan porque la crisis les obliga o, simplemente, que vemos cómo se
instalan las arrugas y las canas. Es
como si de repente nos levantásemos de la cama y al mirarnos al espejo escuchásemos
una voz que dice: “Eh, ya no eres el mismo”. Ahí somos conscientes de la
necesidad de reinventarnos.
Una tarea que nos va a requerir tiempo y alguna
dedicación porque no significa sólo cambiar de look. Es algo más profundo que
puede obligarnos a plantearnos una nueva profesión, buscar nuevas relaciones,
mudarnos de ciudad e incluso de país y recuperar pasiones y aficiones que
habíamos dejado de lado por motivos de lo más variopintos. En definitiva,
volver a empezar pero con las maletas llenas de experiencias, sueños y deseos
que los años no han doblegado.
Un viaje apasionante que algunos ya han iniciado que
publicaremos en próximos posts. Historias de vida que pueden darnos pistas para
iniciar el camino. Les invitamos a compartir sus experiencias y ente todos
aprender qué es eso de reinventarnos.
¿Qué
sucede cuándo llegas a los cuarenta? Y, ya puestos, cuando cumples
el medio siglo y los cumpleaños se suceden implacables cada 365
días? Pues que nos estamos haciendo mayores y tenemos dificultades
en encontrar el lugar que queremos ocupar en la sociedad. En nuestro
foro interno nos seguimos sintiendo jóvenes. Tenemos ilusiones,
sueños y deseos. Pero desde fuera nos bombardean con un prototipo de
joven con un físico de infarto con el que no puedes competir ni en
sueños. Y ni hablar del mundo laboral, donde a los cuarenta ya eres
un dinosaurio y si cumpliste los cincuenta es mejor que te olvides
hasta que te llegue la edad de jubilación porque para ti, ya no hay
trabajo.
En
estos momentos estamos seguros de que todos necesitamos usar gafas.
La peluquería es un lugar obligado para luchar contras ese
entrañable pelo blanco que tan bien le quedaba a nuestras abuelitas,
pero del que huimos como la peste. A ellos las canas les da un
aspecto mucho más sexy y si padecen alopecia siempre está la
posibilidad de raparse a lo Yul Brynner, pero al final la curva de la
felicidad les delata.
¿Y
a qué hemos dedicado todo este tiempo de vida? ¿En qué hemos
gastado los más de 18.000 días que cualquiera de nosotros ya
vivimos? ¿Con quien hemos compartido este tiempo? Puede que este sea
un buen momento para pararnos y reflexionar. Sea cuál sea el
resultado de ese análisis, lo importante es saber lo que vamos a
hacer con los restantes 350.000 horas que le quedan a los que
consigan llegar a los noventa.
Es
eso mismo lo que queremos hacer desde este blog. Buscar y encontrar
respuestas a las inquietudes que nos surgen en este tramo de la vida
en la que, como decía mi primo Guillermo “ya nos comimos la mitad
de la galletita” y tenemos que saborear lo que nos queda sin
desperdiciar ni una única miguita. ¿Quieres compartir con todos nosotros cómo te gustaría comer la otra mitad?.
Cuando
éramos niños
Cuando
éramos niños los
viejos tenían como treinta un
charco era un océano la
muerte lisa y llana no
existía.
luego
cuando muchachos los
viejos eran gente de cuarenta un
estanque era un océano la
muerte solamente una
palabra
ya
cuando nos casamos los
ancianos estaban en los cincuenta un
lago era un océano la
muerte era la muerte de
los otros.
ahora
veteranos ya
le dimos alcance a la verdad el
océano es por fin el océano pero
la muerte empieza a ser la
nuestra.