Nada es definitivo. Las cosas y los sentimientos cambian y lo que antes te hacía sentir profundamente infeliz, con el paso de los años logra sacarte una sonrisa. Algo así me ha pasado con ese sentimiento tan volátil y difícil de definir como es la felicidad. Recuerdo que cuando era muy joven tenía la virtud de ver el vaso siempre "medio vacío" aunque estuviera lleno hasta el borde. Siempre encontraba algo que no era de mi agrado. Cualquier disculpa servía para torcer el gesto y robarme esa sensación tan escurridiza y placentera como es la felicidad.
Han pasado los años y ahora todo parece mucho más amable. Más sencillo. Incluso la felicidad, que ya no se escapa entre los dedos y que se deja acariciar por la mañana, cuando me despierta el sol o el sonido de la lluvia en los cristales. El mismo sentimiento que me invade cuando regreso a casa después del trabajo; al observar los árboles o al acariciar a mi perro, ese amigo de emociones y silencios.
Uno de los grandes pensadores de todos los tiempos, Lao Tse, creía que la felicidad se asomaba a nuestra vida cuando tomamos como modelo la Naturaleza. Es decir, no somos felices por poseer algo, por ganar más que antes, por acumular bienes naturales. La felicidad nos invade cuando estamos en armonía con nosotros mismos.
Después de algunas semanas de silencio, A Partir de los Cuarenta vuelve a la carga y a la cita con todos sus amigos. El regreso lo hacemos de la mano de una persona muy especial: Cándido Costas. Un aficionado a la fotografía que no ha permitido que los cuatro años que lleva sin trabajo, y sin perspectivas, le amarguen la vida. Una historia de superación, entrega y mucho entusiamo.
La crisis se instaló oficialmente en España hace
cuatro años. Casi losmismos que lleva
Cándido Costas (Vigo- 1968) sin trabajo. Este vigués que habla tres idiomas, tiene
una sólida formación profesional y es aficionado a la fotografía submarina cuenta
al blog A partir de los Cuarenta cómo se adaptó a su nueva situación y las
nuevas oportunidades de vida que desarrolló.
Cándido capturando imáganes
El despido cogió a Cándido por sorpresa. Simplemente
un día llegó a su empresa y se encontró con que le esperaban para comunicarle
que habían cerrado. Eso sí, todo con muy buenas
palabras, y un eterno agradecimiento por los servicios prestados. Lo que sintió
fue un torbellino de emocionesy la
sensación de que “estaban usando la crisis como excusa” ya que tres meses
después reabrían las puertas con empleados más jóvenes y otras condiciones
laborales. Pero pese al golpe, decidió afrontar la situación “como una nueva oportunidad,
no sólo laboral, sino de vida”. Lo primero que hizo fue ralentizar el ritmo
diario y “empezar a paladear lo que la vida me había dado hasta entonces: una
familia fantástica que siempre me ha apoyado, y un pequeñajo que estaría
encantado de ver a su papá todos los días. Además, podría dedicarle mucho más
tiempo a cosas a las que antes para mí era imposible hacerlo, y que no cuestan
dinero: no hace falta decir cuáles, todos tenemos alguna, ¿verdad?”. Una de
esas cosas fue la fotografía submarina, una pasión que le acompaña desde los
siete años, cuando su padre le regaló su primera cámara.
Peces Ballesta (Cándido Costas)
Otra de sus vocaciones
relegadas por la actividad laboralera
trabajar en favor de los demás, y de la sociedad en general, al menos durante un
tiempo, y sin remuneración alguna. Ahora era el momento, y casualmente surgió
la oportunidad de colaborar en la Asociación de Padres del colegio de su hijo.
“Para mí es gratificante, porque ayudas a que el Colegio funcione, y a que los
niños tengan actividades y estén lo mejor posible mientras aprenden. Es una
labor de equipo, muy desconocida y que, al contrario de lo que pueda parecer, ocupa
mucho tiempo. Pero, sin duda, merece la pena”, explica.
(Cándido Costas)
Su otra gran pasión,
la fotografía submarina ha acaparado también parte de este tiempo. Una
oportunidad que ha sabido aprovechar viajando para captar con su cámara
paisajes que la mayoría de las personas nunca verán y que él quería compartir
con todos. Y es que según explica “con
la fotografía submarina no busco nada que no sea la satisfacción personal, las
sensaciones que experimento al bucear, y el poder compartir lo que veo
mostrando las fotografías que hago. Al fin y al cabo, para mí, lo que cuenta es
lo que sientes". Sentimientos a los que suma los conocimientos
técnicos conseguidos en un curso en la
isla de El Hierro con el tinerfeño Carlos Minguell, tricampeón mundial de la
especialidad. Los proyectos de este vigués son continuar haciendo fotos de los
fondos marinos, disfrutar de su hijo, al que ya le ha metido el gusanillo del
submarinismo y luchar por sus sueños.
"Bailarina Española" (Cándido Costas- 1º premio revista Diving)
Cándido Costas ha concedido su autorización al blog
A Partir de los Cuarenta para publicar algunas de sus mejores fotos submarinas,
entre ellas el titulada “La bailarina española” que logró el 1er premio
categoría fauna del galardón creado por la Revista Diving (publicación de la
foto en la revista y exposición de la misma en el Salón Náutico de Barcelona).
También fue seleccionado por la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia
para participar en el FIIS (Festival Internacional de la Imagen Submarina), y
posteriormente para exponer durante un año en el Oceanográfico valenciano.
Esperamos que disfruten con este viaje por el reino de Poseidón.
"Batea a contraluz" (Cándido Costas)
Y para finalizar este viaje submarino, un poco de la música del grupo portugués Madredeus y su tema "O Mar" del Cd "Saudade"
Periodista
y natural de Santa Cruz de Tenerife (Islas Canarias), España.
Después de 10 años de dedicación a la profesión periodística,
decidió abandonarla y comenzar una nueva etapa, contando entonces
con 36 años. Dejó su lugar de nacimiento para emprender una nueva
aventura en Galicia, comunidad a la que llegó con su coche, su perro
y sus ganas de empezar de nuevo. Tras cuatro duros años y por
motivos de supervivencia económica ha vuelto a su tierra natal y
retomado la carrera que nunca llegó a abandonar, aunque ahora
prefiere decirse comunicadora más que periodista. En un momento en
el que el término de moda es “reinvención”, ella la afronta con
un único objetivo: sentirse bien haciendo lo que haga y siempre
desde la visión interior. A partir de los cuarenta publica hoy un texto de esta comunicadora que inicia una nueva etapa llena de proyectos
¿Se
puede llegar a los cuarenta años sin desarrollar tu misión de vida?
Sí, al menos ese es mi caso. Y cuando eso ocurre, una mujer sabia y
amiga dice que “el alma es infeliz”. Añade: “el cielo no
permitirá que se obstaculice la creatividad”. Habla de mi
creatividad, al parecer, la cual lucha por darse a conocer en la
vertiente literaria desde muy pequeña. Curiosamente, después de
disfrutar de la sabiduría y amorosa presencia de esta amiga, tenía
previsto acudir a la conferencia de otra mujer, amiga también, para
oírla hablar del poder de la palabra escrita. A ella le escucho
decir: “somos lo que escribimos y escribimos lo que somos”. Dos
horas después aquí estoy, intentando ser a través de lo que he
venido hacer, escribiendo. Sé, fehacientemente, que nada ocurre por
casualidad, así que atribuyo a estas dos experiencias de esta tarde
de enero el hecho de que estés leyendo estas líneas en el blog de
otra mujer sabia y amiga (qué afortunada me ha hecho el universo a
este respecto).
En
tiempos en los que continuamente oigo que hay que reinventarse,
reflexiono sobre mi reinvención y después de mucho pensar cómo
hacerlo caigo en la cuenta que esa, mi reinvención, pasa por volver
al origen, a lo que estaba marcado para mi nada más nacer, mi misión
de vida: crear. Claro que tener que llegar a los cuarenta para
entender esto es, por decirlo suavemente, “de juzgado de guardia”.
Tengo que ser precisa. Señales de lo que debía ser y hacer ha
habido siempre. Con siete años me escondía en casa de mi abuela
para leer las novelas de su sencilla colección y en el “pollo”
de su cocina escribí mis primeros cuentos. Con diez años apuntaba
en pequeñas libretas lo que había sido mi día y con 12 me llevaba
todos los premios de redacción de mi clase. Me costó elegir carrera
universitaria, no crean, pero me decidí por el periodismo porque
“era una forma de escribir”. Así se lo dije a una de las
profesoras que nos preguntó la primera semana de clase por qué
estábamos allí. Desde entonces he escrito, sí, y mucho, pero
parece que no lo que debía porque “mi alma es infeliz”. De
hecho, he estado perdida mucho tiempo. He dejado mi casa y he vuelto,
he dejado el periodismo y he vuelto, he dejado el corazón en el
camino y he vuelto a recogerlo…, pero, aquí estoy, dando a conocer
públicamente un escrito hecho desde el sentimiento y la emoción, no
un escrito puramente informativo como hasta ahora. Con más de
cuarenta creo que empiezo a desarrollar mi misión de vida. Y como le
digo a una de las fundadoras de este blog “aún tengo media vida
por delante”, porque hoy en día haber vivido cuarenta años es
haber vivido solo la mitad y hay tanto que insuflarle a la otra
mitad. ¿No crees?
Hoy queremos compartir con los lectores del blog "A partir de los cuarenta", el texto que, con tanta amabilidad, aceptó compartir el Doctor José Martínez-Romero Gandos, Doctor en Psicología por la Universidad de A Coruña, y discípulo del fundador de la Logoterapia, Dr. Víktor Frankl.
Dr. José Martínez-Romero Gandos
La vida vale
la pena vivirla en cualquier circunstancia. No fuimos creados para sufrir. Pero
el sufrimiento es inevitable aún en este mundo consumista, global y
superacelerado. Ante su presencia debemos encontrarle sentido. Contamos con los
valores que hemos adquirido y desarrollado en nuestra existencia. Es sencillo
clasificarlos. Los hay de experiencia. Los hay de creatividad y los hay de
actitud. Estos son los importantes a la hora de enfrentar nuestro futuro.
A cualquier
edad es necesario mantener los proyectos pues son éstos los que sostienen a
nuestro final lejos. Si desaparecen los proyectos la muerte se hace presente en
forma de depresión. Y nunca mejor dicho: “se hace presente”, se nos aparece hoy
como un fantasma que no nos deja seguir adelante en plenitud.
Dr. Víktor Frankl y Dr. José Martínez-Romero Gandos
Ciertamente,
nos transformamos desde la concepción. Matizo a mi colega Rojas Marcos citado en la anterior entrada de esteblog "A partir de los cuarenta", y agrego que el
cambio, positivo o negativo, se produce en cada instante de nuestra existencia.
Si las circunstancias de la nuestra nos han enfrentado a una circunstancia muy
difícil o casi insalvable siempre nos queda la elección de una actitud con la
cual enfrentarla.No nos “re”
inventamos porque siempre fuimos lo que somos: un existente que habita en el
mundo, con su libertad, con su responsabilidad, con su creatividad pero con la
necesidad de asumir que nuestro tiempo es limitado. Ampliemos ese tiempo
creando. No inventando.
Según el
diccionario “inventar” es crear una cosa nueva o no conocida. No somos nuevos
para nosotros mismos y solamente es un poco cierto que no nos conocemos
cabalmente.
Amemos
nuestra existencia como algo “único e irrepetible” que merece la pena cultivar
abonando su crecimiento con el mismo ingrediente que nos dio la vida: AMOR.
Amemos a los
otros, a la naturaleza, a las cosas que nos fueron afectas (“la afectividad”) y
viviremos plenamente, muchos años. Muchos más que “la mitad de la galletita”.
De todas formas, el promedio actual de vida
sobrepasa los 80. Yo os auguro llegar plenamente hasta los 100, que es a lo que
yo mismo aspiro.
Entramos en
un nuevo año, el 2013 de nuestra civilización. Escuchemos a los Beatles cuando
suenan “All you need is love…”. Y para no cansarlos con largas recomendaciones
de “salud mental” los derivo a mi blog “Encontrar sentido a la vida”. Que lo disfruten.
Queremos desearles que en este nuevo viaje que vamos a iniciar, sus maletas estén cargadas de ilusiones, deseos, optimismo, y muchas ganas de experimentar cosas nuevas. ¡FELIZ 2013!
Estamos en un tiempo de cambio. Tanto dentro de nosotros
como en nuestro entorno. ¿Ya escucharon hablar de la famosa crisis de los
cuarenta que para muchos se transformó en la de los cincuenta? Según el
psiquiatra Luis Rojas Marcos “la transformación de la persona es condición
esencial de nuestro proceso humano. El hecho de que vivamos más nos obliga a
cambiar y a adaptarnos”.
Tal como comentábamos en nuestro anterior post, los
que entramos en esta etapa de nuestra vida nos encontramos de pronto, frente a
esta nueva realidad: nos queda la mitad de la galletita. Y queremos comérnosla
saboreando cada pedacito. Para ello
harán falta algunas cosas. La principal será la voluntad personal de cambio que
se traduzca en nuevas conductas y hábitos que nos permitan disfrutar de esta
nueva etapa.
Motivos
para reinventarnos:
Las causas que nos pueden llevar a este
replanteamiento pueden ser muy variadas. Desde quedarnos sin trabajo, la
jubilación anticipada, un cambio de estado civil, los hijos que se van de casa
o que regresan porque la crisis les obliga o, simplemente, que vemos cómo se
instalan las arrugas y las canas. Es
como si de repente nos levantásemos de la cama y al mirarnos al espejo escuchásemos
una voz que dice: “Eh, ya no eres el mismo”. Ahí somos conscientes de la
necesidad de reinventarnos.
Una tarea que nos va a requerir tiempo y alguna
dedicación porque no significa sólo cambiar de look. Es algo más profundo que
puede obligarnos a plantearnos una nueva profesión, buscar nuevas relaciones,
mudarnos de ciudad e incluso de país y recuperar pasiones y aficiones que
habíamos dejado de lado por motivos de lo más variopintos. En definitiva,
volver a empezar pero con las maletas llenas de experiencias, sueños y deseos
que los años no han doblegado.
Un viaje apasionante que algunos ya han iniciado que
publicaremos en próximos posts. Historias de vida que pueden darnos pistas para
iniciar el camino. Les invitamos a compartir sus experiencias y ente todos
aprender qué es eso de reinventarnos.
¿Qué
sucede cuándo llegas a los cuarenta? Y, ya puestos, cuando cumples
el medio siglo y los cumpleaños se suceden implacables cada 365
días? Pues que nos estamos haciendo mayores y tenemos dificultades
en encontrar el lugar que queremos ocupar en la sociedad. En nuestro
foro interno nos seguimos sintiendo jóvenes. Tenemos ilusiones,
sueños y deseos. Pero desde fuera nos bombardean con un prototipo de
joven con un físico de infarto con el que no puedes competir ni en
sueños. Y ni hablar del mundo laboral, donde a los cuarenta ya eres
un dinosaurio y si cumpliste los cincuenta es mejor que te olvides
hasta que te llegue la edad de jubilación porque para ti, ya no hay
trabajo.
En
estos momentos estamos seguros de que todos necesitamos usar gafas.
La peluquería es un lugar obligado para luchar contras ese
entrañable pelo blanco que tan bien le quedaba a nuestras abuelitas,
pero del que huimos como la peste. A ellos las canas les da un
aspecto mucho más sexy y si padecen alopecia siempre está la
posibilidad de raparse a lo Yul Brynner, pero al final la curva de la
felicidad les delata.
¿Y
a qué hemos dedicado todo este tiempo de vida? ¿En qué hemos
gastado los más de 18.000 días que cualquiera de nosotros ya
vivimos? ¿Con quien hemos compartido este tiempo? Puede que este sea
un buen momento para pararnos y reflexionar. Sea cuál sea el
resultado de ese análisis, lo importante es saber lo que vamos a
hacer con los restantes 350.000 horas que le quedan a los que
consigan llegar a los noventa.
Es
eso mismo lo que queremos hacer desde este blog. Buscar y encontrar
respuestas a las inquietudes que nos surgen en este tramo de la vida
en la que, como decía mi primo Guillermo “ya nos comimos la mitad
de la galletita” y tenemos que saborear lo que nos queda sin
desperdiciar ni una única miguita. ¿Quieres compartir con todos nosotros cómo te gustaría comer la otra mitad?.
Cuando
éramos niños
Cuando
éramos niños los
viejos tenían como treinta un
charco era un océano la
muerte lisa y llana no
existía.
luego
cuando muchachos los
viejos eran gente de cuarenta un
estanque era un océano la
muerte solamente una
palabra
ya
cuando nos casamos los
ancianos estaban en los cincuenta un
lago era un océano la
muerte era la muerte de
los otros.
ahora
veteranos ya
le dimos alcance a la verdad el
océano es por fin el océano pero
la muerte empieza a ser la
nuestra.